Lucero de otoño

Cuando el viento arremolinado del sur
pretendía robarme el aire
dejarme desnuda de calor...
el cielo se apiadó de mi
y bajó un lucero en el otoño del norte.
Dudosa salí al encuentro...

Más el brillo de su creación me invitó a descubrirlo
y... en cada centímetro de mi andar
fui palpando la inmensidad de su calor,
el destello fiel en la profundidad de sus ojos ,
el manto aterciopelado de sus manos
que entonaban melodías blancas en
mi cuerpo huidizo.
Todo era un coro de siluetas que
que se perdían en la complicidad de Venus
todo era un manantial en la penumbra de otoño
nada ni nadie podía detener la marcha de Eva

que habíamos comenzado
nada ni nadie pudo interrumpir
el sueño de dos perfectos desconocidos.