2013/10/30
Olvidarte, no puedo.
Internado en la pasión de tus manos
dejé que tus caricias, subieran de calor
se fundían en un silencio tan complice como perfecto...
Dibujos dactilares en instantes eternos.
Abrazado en la intensidad de tu penetrante mirada
olvidé tu juventud, ante mis caminos transitados.
Y florecieron las ilusiones en el jardín descuidado.
Observé cada movimiento de tu cuerpo al andar
y guardé la fragancia de tu miel lozana.
Que me devolvió vida, esperanzas y ganas de amar.
No te olvido, no puedo, no quiero.
Te quedas en la distancia, pero tu recuerdo latente,
nutre el alma de un peregrino que se niega a olvidar.
Gracias por tus caricias y el néctar de tu vivir.
nelson@urra.nu
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