Recorren mis ojos en un
Interminable arrebato de caricias.
Beso tu frente y tus manos, a
Escondidas con mi pensamiento, que
Zanjando heridas, aturde a mi corazón
Acelerando el torrente de palpitaciones
Luminosas que afloran en mis ojos.
Invitación obligada de seguir tus pasos que
Deslizan las curvas de tu cuerpo en perfecta y
Armónica acción, y aún así no logran
Detener mis sueños de saberte mía
En algún paréntesis obligado, silencioso y
Sosegado que una noche teutona nos ha de regalar.
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