Cristales empañados del rocío nocturno
no me permiten ver esa alfombra amarilla
que han dejado la fallecida primavera.
Viento del norte,
distante , frío, cala hasta el alma
es como tu amor moribundo,
que vaga en la quietud de una sombra
que ya no me persigue.
Pero está aquí, tan dentro de mí
como la cicatriz que esconden
mis pies descalzos en este peregrinar
que no es mío,
es tuyo, solo que ahora ya no estás.
Tormentos de ausencia inesperada
que se quedaron en un lejano país
detrás de las montañas
junto al bravo Pacífico indomable, fiero,
arrebatador de vidas, de ensueños,
aguas frías de colores múltiples,
no solo bañan las costas de tu patio,
también mojan tus párpados
mientras intentas leer mis versos
en sus olas de nunca acabar.
No estoy, no escribo, no existo.
es el fantasma enamorado
que se niega a partir para siempre.
Cobardía que me ata a un pasado marchito,
como las hojas
detrás de mi ventana
ahora en otra latitud,
esperando la impertinente nieve
que las ha de sepultar por unos meses .
Quizás así notaré tu ausencia
para continuar viviendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
De
País.
e-mail
Mensaje: